Un nombre que le hace homenaje a la ciudad natal de su propietaria y su familia. En “El Trujillanito” la calidad, calidez y la abundancia de sus platos le han permitido, pese a la ubicación de su local, hacerse un lugar en la competitiva gastronomía local.
Y es que, seamos honestos, en San Vicente no es muy fácil encontrar arriendos.