El próximo sábado 2 de septiembre, Chile vivirá un nuevo cambio de hora, adelantando los relojes en una hora para dar paso al horario de verano. Aunque esta práctica es común en algunos países de Latinoamérica, como Chile y Paraguay, se han planteado cuestionamientos sobre su validez y cómo afecta a las personas.
Felipe Rodríguez, docente de la Escuela de Psicología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y magíster en Psicología Clínica, explica que estos cambios impactan en nuestro ritmo circadiano, un mecanismo natural que regula procesos entre el día y la noche en nuestro cuerpo. Las consecuencias pueden variar desde problemas para dormir y levantarse, hasta irritabilidad, ansiedad y alteraciones en los hábitos alimenticios.
Rodríguez sugiere algunas estrategias para sobrellevar estos efectos. Recomienda comenzar a regular los hábitos unos días antes del cambio, ajustando horarios de sueño, alimentación y levantarse gradualmente. Esto permite que el cuerpo se adapte progresivamente al nuevo horario, en lugar de enfrentar un cambio abrupto.
En cuanto a la pregunta sobre si modificar el huso horario es aconsejable para el país, Rodríguez menciona que desde una perspectiva psicológica y neurológica, los problemas relacionados con el sueño podrían volverse más complejos. En este contexto, es importante que las personas tomen medidas preventivas para minimizar el impacto en su bienestar y rutina diaria.