En días recientes, se ha observado un aumento considerable de la presencia de la fragata portuguesa o carabela portuguesa en las costas chilenas, un organismo marino conocido por su peculiar forma corporal.
Esta especie, a menudo confundida con medusas comunes, se caracteriza por su tonalidad azul-morada, tentáculos extensos de hasta 50 metros y un flotador superior de alrededor de 20 centímetros. Tanto individuos vivos como muertos de esta criatura pueden provocar alergias o erosiones en la piel.
El incremento de estas criaturas en Chile se atribuye al aumento de las temperaturas del mar, la dirección y velocidad de los vientos, y las surgencias costeras, un fenómeno oceanográfico que afecta el microambiente acuático.
Después de las marejadas, es común encontrarlas varadas en la playa, representando un riesgo al pisarlas o tocarlas, ya que los tentáculos desprendidos pueden liberar toxinas durante varias semanas.
La gravedad de las lesiones depende de varios factores, como la salud y edad del afectado, la cantidad de toxina, la superficie expuesta y la potencia del veneno. El contacto con los tentáculos puede causar lesiones cutáneas y afectar otros órganos o sistemas del cuerpo.
Ante el contacto con la fragata portuguesa, se recomienda lavar la zona afectada con suero fisiológico o vinagre blanco, retirar los tentáculos con guantes y pinzas, evitar el uso de hielo y buscar atención médica. Además, se sugiere considerar el uso de vacuna antitetánica y tratamiento sintomático local con medicamentos adecuados.