En el último tiempo, se ha retomado la tradición ancestral de dar a la placenta diversos usos, desde lo ritual, pasando por la cosmética, la joyería y, por supuesto, la medicina, por lo que muchas madres solicitan que se les entregue luego del alumbramiento.
En Chile, esta prestación, con su respectiva norma técnica, existe desde 2017, según explica la matrona del Cesfam, Ditsa Cáceres Gutiérrez, encargada de los programas VIH/ITS y Adolescente del Cesfam.
Es importante, a juicio de la profesional, que las embarazadas o mujeres que desean embarazarse sepan que la placenta es un órgano que les pertenece, que la pueden pedir y que “esto se debe hacer durante el control prenatal, con su matrona, o previo al ingreso a la sala de parto, a través de una solicitud formal”.
Aclara, no obstante, que existen algunos casos en que la placenta no puede ser entregada por razones de salud. Esto sucede cuando la madre vive con VIH, tiene o tuvo hepatitis o cuando se produce alguna alteración en el parto, lo que implica que la placenta sea parte de un estudio. “Si no existen estas excepciones, puede ser entregada, siempre previo una solicitud, que tiene que ser hecha con anticipación”, finaliza la matrona.